En las clínicas de fertilidad, los laboratorios de FIV (Fertilización In Vitro) cultivan óvulos y espermatozoides, realizan la fecundación del óvulo y monitorizan el desarrollo embrionario, además de realizar biopsias del embrión para pruebas genéticas, cuando es necesario. Para ello es fundamental ser muy riguroso y acercarse lo más posible a las condiciones que necesitan los gametos y los embriones. En los más de 40 años de existencia de Fertilización In Vitro hemos aprendido y mejorado mucho en procesos de laboratorio, dispositivos médicos y medios de cultivo. Todo siempre basado en muchas investigaciones sobre nuestra biología.
¿Qué sabemos sobre los primeros días del desarrollo embrionario in vivo y cómo imitamos esto en el laboratorio?
Como puedes imaginar, la información procedente de estudios in vivo en humanos es limitada, pero junto a lo que se observa en estudios con modelos animales, además de la experiencia acumulada en reproducción humana, hay procesos en los que confiamos y que intentamos replicar en el laboratorio para aumentar las posibilidades de viabilidad de gametos y embriones. Uno de ellos está relacionado con la concentración de oxígeno.
Concentración de oxígeno en las trompas de Falopio y el útero.
- La concentración de oxígeno en condiciones atmosféricas es del 20%.
- Dentro de nuestro cuerpo, si pensamos en el camino que seguirá el óvulo fecundado y el posterior embrión, esta concentración varía. Es aproximadamente el 8% en las trompas uterinas y se reduce a lo largo del camino al 2% dentro de la cavidad uterina.
Esta reflexión puede haberle planteado una pregunta: ¿Qué cambia para el embrión si se cultiva in vitro, en el laboratorio, en una concentración de oxígeno muy superior a la ideal, en el ambiente uterino?
Hay muchas cosas que encajan en esta respuesta y una de ellas es un término muy popular; a mayores concentraciones de oxígeno podemos dar como resultado una mayor cantidad de especies reactivas de oxígeno. Estas moléculas son importantes e intervienen en diversos procesos celulares, pero en exceso son perjudiciales para el desarrollo e incluso las estructuras del embrión. Esto sucede cuando hay un desequilibrio entre la cantidad de especies reactivas de oxígeno y antioxidantes presentes, situación que llamamos estrés oxidativo .
¿Qué se puede hacer en el laboratorio para minimizar el efecto de una mayor concentración de oxígeno ambiental?
- Cultivar los embriones en incubadoras con concentración de oxígeno controlada, que hoy podemos bajar al 5% y exponerlos el menor tiempo posible a las condiciones atmosféricas, por ejemplo, utilizando un cultivo asociado a la evaluación time-lapse, como ocurre con el Embryoscope.
- Utilice un medio de cultivo enriquecido con antioxidantes en concentraciones que realmente puedan contrarrestar la cantidad de especies reactivas de oxígeno producidas durante el cultivo.
Por ello, para momentos en el laboratorio en los que se manipulan gametos o embriones en condiciones ambientales, o incluso especialmente si todo el cultivo se realiza en incubadoras sin baja tensión de oxígeno, recomendamos la línea de medios Gx, que es la única en el mercado. con esto se presta especial atención a los antioxidantes y aporta beneficios a nivel molecular a los pacientes.